11. Medinaceli, Soria, Castilla y León
Un arco romano, los restos del castillo, la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, un Palacio Ducal y una Plaza Mayor de cinco mil metros cuadrados, que se dice rápido, son ingredientes de sobra para conseguir una ciudad medieval ideal. Pues bien, los tienes todos en Medinaceli, tú verás si te los quieres perder.
12. Olite, Navarra
Navarra siempre ha sido cuna de gentes nobles que dieron forma a localidades como Olite, un pueblo medieval a poco más de media hora de Pamplona. La joya de la corona de su coqueto casco antiguo es, sin duda, su castillo, un lugar mágico en cuyo patio se celebra cada verano un Festival de Teatro Clásico. Entonces los grandes autores se representan bajo las estrellas. Una cita para no perderse.
13. Beget, Girona, Cataluña
Beget es un pequeño gran tesoro esculpido en la piedra que espera discreto las visitas en la comarca de la Alta Garrocha. Su relativamente reciente restauración ha dejado de punta en blanco las antiguas paredes de mampostería pétrea, los techados de teja árabe y las puertas de madera. Una auténtica preciosidad.
14. Aínsa, Huesca, Aragón
El Conjunto Histórico Artístico que es Aínsa forma un todo medieval capaz de seducir al visitante más exigente. Su castillo puede presumir de torre con planta pentagonal, y su Iglesia parroquial de Santa María de estilo románico aragonés de manual. Un pequeño gran tesoro de Huesca que nadie debería dejar pasar.
15. Hervás, Cáceres, Extremadura
Érase una vez una de las juderías mejor conservadas de España, hasta el punto que hoy en sus calles aún se pueden comprar auténticas piezas de repostería kosher. Piérdete por sus ensortijadas callejuelas hasta llegar a la Iglesia de Santa María, el punto más alto del lugar. Desde allí, el pueblo parece una isla de tejadillos rojos arrullada por un suave mar de montañas.
16. Besalú, Cataluña
Allá donde se cruzan Alto Ampurdán, Pla de l’Estany y La Garrocha se levanta Besalú, un enclave catalán cuyo nombre viene de Bisuldunum que recuerda que es una fortaleza entre dos aguas, las del río Fluviá y las del 16. Capellades. Pasar su puente y patear su judería tele transporta en el tiempo casi tanto como cruzar el umbral del Monasterio de San Pere.
17. Consuegra, Toledo, Castilla-La Mancha, España
Ir a Consuegra es volver a los tiempos del hidalgo Don Quijote, aquellos en los que según cuenta Cervantes los molinos eran gigantes. El lugar tiene más de doce en total y se fechan en el siglo XVI. Su silueta, combinada con la del Castillo de la Muela regalan un horizonte harto singular, casi con toda seguridad único en el país.
18. Peñafiel, Valladolid, Castilla y León
Tascas con sabor a cochinillo regadas con abundante Ribera de Duero se arremolinan a la sombra de un Castillo que comenzó a levantarse en el siglo IX. Una Plaza del Coso peculiar, una Torre del Reloj de la Villa de lo más curiosa, y un sin fin de edificios religiosos hacen de Peñafiel el lugar perfecto para ambientar una película de damas y caballeros, de nobles y reinas.
19. Vic, Barcelona, Cataluña
La capital de la comarca de Osona cuenta según los expertos con uno de los conjuntos medievales más sugestivos de Cataluña. Si quieres disfrutarlo de época visítalo durante el mes de diciembre, coincidiendo con el puente de la Constitución, cuando decenas de artesanos, comerciantes y otras gentes de antaño toman el lugar con motivo del mercado medieval.
20. Santillana del Mar, Cantabria
Le dicen la villa de las tres mentiras porque ni es santa ni es llana ni tiene mar. Poco importa eso a sus adoquinadas calles de piedra, todas parecen pelearse por morir en la Colegiata de Santa Juliana, el edificio más visitado de esta cántabra localidad. A cada paso una casona cuando no un palacio o una iglesia y, de vez en cuando, un abrevadero en el que no es difícil encontrar vacas apagando la sed.
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