La Navidad, una de las vacaciones más deseadas y preferidas del año, está cada vez más cerca. Es época de reencuentros familiares, con amigos y seres queridos, también de celebraciones, de estar en casa y de descanso. Pero es que hasta el ambiente que hay en las calles cambia completamente. Las ciudades se transforman y se vuelven mágicas. Entre todo el esplendor festivo de luces, adornos, aromas exquisitos o villancicos, destacan los maravillosos y tan queridos mercados navideños.
El espíritu de la Navidad en Europa no se concibe sin la visita mínima a algún mercado navideño, en el que se puede encontrar desde productos gastronómicos de temporada, como chocolates o los mejores dulces, hasta figuritas de adorno, pistas de hielo, y el ambiente más animado y alegre.
ESTRASBURGO, FRANCIA
La primera edición de este mercado navideño se remonta al año 1570, donde se vendían todo tipo de artículos relacionados con las fiestas de la época. Cuatro siglos después, este mercado mantiene su éxito inigualable gracias al equilibrio entre la tradición y la búsqueda continua de novedades. Además de ser el mercado de Navidad más antiguo, es uno de los más grandes, tiene cerca de 300 puestos.
COLONIA, ALEMANIA
Los mercados de Navidad han nacido en Alemania, así que en esta pequeña lista debemos incluir al menos un referente de esta región. Solo en la ciudad de Colonia podemos encontrar siete mercados.
Al lado de la gran Catedral de Colonia se encuentra el mercado más popular, “Weihnachtsmarkt am Kölner Dor”, donde los puestos se organizan en torno a un gran árbol de Navidad en el centro de la plaza. O, el de la plaza de Heumarkt, el “Weihnachtsmarkt auf dem Alter MArkt”, cuya temática es el mundo de los gnomos, que desde los tejados lanzan pompas de jabón.
BRUSELAS, BÉLGICA
Denominada por los belgas como “una de las maravillas del invierno”. En pleno corazón de Bruselas se encuentra este mercado navideño que se extiende hasta los 2,5 kilómetros y numerosos puestos. Algunos de los elementos más representativos de este mercado son el gran árbol de Navidad con su espectáculo de luces y música en la Grand Place, la enorme pista de hielo y una noria luminosa en Saint Catherine.
COPENHAGE, DINAMARCA
Este mercado, que atrae a un gran número de visitantes, se organizada año tras año en el parque de atracciones más antiguo de Europa, el Tívoli. Toda la decoración parece sacada de un cuento del famoso escritor danés Christian Andersen. El gran lago del parque, se convierte durante la Navidad en una preciosa pista de patinaje.
PRAGA, REPÚBLICA CHECA
La ciudad de Praga es una de las más visitadas de Europa durante todo el año. Su mercado de Navidad es un aliciente más para ir de vacaciones a este lugar. Se encuentra en el casco histórico de Praga, en el que podemos encontrar numerosos puestos. Cada año, desde las montañas del norte del país, se trae el mejor árbol y se adorna de luces para que ilumine este mágico mercado navideño.
El Mercadillo de Navidad de Stuttgart es, sin duda, el más grande y el mejor de su clase en el sur de Alemania, tal y como aseguran los propios germanos. Sus orígenes documentados, que se remontan a 1692, le convierten en uno de los más antiguos de Europa, pero lo más impresionante es que en menos de un mes este mercadillo recibe entre tres y cuatro millones de visitantes. La ciudad lo merece y mucho más en esta época cuando todo el centro se convierte en una festiva postal navideña. Desde la plaza de Schiller hasta la plaza del Mercado todo huele a NAVIDAD
El mercadillo de Pforzheim, una de las puertas de entrada de la Selva Negra, es mucho más modesto y familiar que el de Stuttgart. Su Ayuntamiento espera unos 20.000 visitantes, pero el que acude a esta ciudad, famosa por su antigua industria joyera y relojera, se sorprende con un mercado medieval muy acogedor. Tragafuegos, acróbatas, soldados medievales, herreros, magos, fabricantes de velas y cocineros con recetas elaboradas en la Edad Mediaentretienen sobradamente al público que se acerca a la colina más céntrica de la ciudad, mientras otros disfrutan con la clásica pista de patinaje sobre hielo instalada a unos metros del mercado principal. En ambos espacios las tazas de vino caliente están al alcance de los visitantes, incluso para los niños que pueden disfrutar de una versión «sin alcohol» que sirve para luchar contra el frío. Y una curiosidad: No todos los dueños de las casetas son alemanes. Algunos llegan de Rumanía, Polonia y Finlandia a esta «ciudad del oro», ahora moderna, que fue casi borrada del mapa por los bombardeos británicos en la II Guerra Mundial.
En Augsburg, la segunda ciudad más antigua de Alemania, el momento mágico de la Navidad se produce a las seis de la tarde, todos los viernes, sábados y domingos, cuando las campanas de la Torre Perlach enmudecen y las 24 ventanas del hermoso ayuntamiento renacentista de la ciudad se abren para el disfrute de todos los presentes. Unos diez mil visitantes, que llenan la plaza del Consistorio, esperan a los ángeles músicos del reloj de carillón asomándose para formar el más original calendario de Advientode Europa. Cuatro ángeles juegan en el balcón principal con un cuerno, una flauta, un laúd y un arpa, y el sonido musical de un órgano hace callar a la multitud que sólo unos minutos antes disfruta con el vino caliente, una sabrosa salchicha y el pan de jengibre.
Atmósfera feliz, humor festivo, música en directo desde el balcón del Ayuntamiento y basura invisible... Aunque no se debería esperar de una ciudad de 1,4 millones de habitantes, Múnich fascina también con su mercadillo navideño instalado en la Marienplatz alrededor de un gigantesco abeto de 30 metros de altura adornado con unas 3.000 bombillas. El mercado tiene solera pues sus orígenes se remontan al siglo XIV (Mercado de San Nicolás), aunque el primer documento que certifica su existencia data de 1642.
Al sur de Múnich podemos centrarnos en una ruta por los Alpes bávaros para disfrutar del sabor de la Navidad recorriendo un puñado de pueblos pequeños situados entre idílicos paisajes nevados: Füssen y sus espectaculares castillos del rey Ludwig; Bad Reichenhall, el encanto tirolés de Berchtesgaden, casi lindando ya con la vecina Austria; Bad Tölz y Oberammergau, un pueblo que ha alcanzado gran fama porque sus vecinos representan en vivo cada diez años la Pasión de Cristo. La primera edición se celebró en 1633 y la próxima será en 2020, pero el que se acerque antes a esta encantadora villa podrá hacerse una idea de este espectáculo visitando el teatro de la ciudad, el museo que muestra los secretos de su escenificación, donde se puede admirar el vestuario de los actores no profesionales, visitar los camerinos o sentarse en la mesa de «La última cena»...
Como todos los años, la Feria Natalis se celebra en las instalaciones del recinto ferial de la Feria Internacional de Lisboa, FIL, situado en el Parque de la Naciones, y está indicada muy especialmente para los más pequeños. El evento se organiza en varias áreas temáticas con productos originales, degustaciones gastronómicas regionales (dulces, vinos, licores...) y venta de artículos navideños, de decoración y artesanía, joyería y moda.
El Mercado de Navidad de los Campos Elíseos, en la calle más bella de París, propone 160 casetas blancas situadas entre la rotonda de los Campos Elíseos y la Plaza de la Concordia. Toda la avenida, que se extiende 2,4 kilómetros, está repleta de chalets que ofrecen productos artesanales y regionales de todos los departamentos franceses y de otros países europeos. Y además los niños tienen una cita especial todos los días con Santa Claus en persona, volando sobre su trineo, mientras se desarrollan numerosos espectáculos gratuitos.
