Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid.
PLAYA DE LAS CATEDRALES (LUGO, GALICIA)
La playa de las Catedrales fue nombrada hace poco como la cuarta más bella del mundo.
La Playa de las Catedrales, considerada una de las más bellas del mundo, no podía faltar en nuestra lista. Su particularísima formación rocosa le ha valido este sobrenombre tan magnificente, y ha atraído la atención de manadas de turistas de todo el mundo. Tanto es así que, desde hace poco, hay que pedir turno para poder recorrer su perfil, que por cierto, sólo se puede atravesar hasta más o menos el mediodía, pues luego la marea sube y entonces, el océano recobra para sí este templo natural.
PLAYA DE BARRIKA (VIZCAYA)
Varios factores hacen de esta playa un lugar que visitar: para empezar, alberga nada menos que 600 metros de costa salvaje, rodeada de espectaculares acantilados; para seguir, su formación rocosa es extraordinaria a la par que hechizante; para continuar, la playa entera desaparece completamente con la marea. Con estas características, no es extraño que suela estar frecuentada por surfistas, escaladores y naturistas en busca de enclaves vírgenes.
PLAYA GULPIYURI (ASTURIAS)
Esta diminuta playa, declarada Monumento Natural, es tan especial porque el mar entra hasta ella a través de un túnel que hay entre las paredes rocosas. De este modo, es posible caminar sobre las rocas bajo las cuales pasa el agua, haciendo lo que en Asturias se conocen como 'bufones' (el ruido que hace el agua de mar al pasar a presión por los túneles de la orilla).
DUNAS DE MASPALOMAS (GRAN CANARIA, ISLAS CANARIAS)
Es tan rara esta playa, que no existe otro sistema dunar similar ni siquiera dentro de la propia Gran Canaria. Además, en la zona abundan especies que sólo se conocen en este entorno, que por supuesto está protegido. Sin embargo, eso no quiere decir que no puedas visitarlo: ¡incluso se ofertan paseos en camello por la zona!
PLAYA DE SA CALOBRA (MALLORCA, ISLAS BALEARES)
Apenas 25 metros de playa escoltada por acantilados de más de 200 metros de altura hacen de esta paradisíaca calita en la desembocadura del Torrent de Pareis un rincón imprescindible en Mallorca. No obstante, es bastante complicado acceder a ella, pues para hacerlo es necesario recorrer nada menos que 14 kilómetros de curvas –12 de 180 grados y una de 360 –, que salvan un desnivel de 900 metros.
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