Un viaje en el tiempo sin dejar el siglo XXI.
Salisbury, Inglaterra, Reino Unido
Si Los Pilares de la Tierra te hicieron soñar con la Edad Media, Salisbury también lo hará. Poner un pie en su catedral es entrar en aquella que describía Ken Follet en su best seller, la misma que frecuentaron Tom Builder, el prior Philip y la inteligente Aliena. En el corazón de la provincia de Wiltshire encontrarás este imponente edificio que sostiene la aguja más larga de Inglaterra (123 metros).
Olite, Navarra, España
Navarra siempre ha sido cuna de gentes nobles que dieron forma a localidades como Olite, un pueblo medieval a poco más de media hora de Pamplona. La joya de la corona de su coqueto casco antiguo es, sin duda, su castillo, un lugar mágico en cuyo patio se celebra cada verano un Festival de Teatro Clásico. Entonces los grandes autores se representan bajo las estrellas. Una cita para no perderse.
Fredrikstad, Noruega
Fredrikstad tiene el honor de ser el único enclave noruego que mantiene intactas sus murallas. Para algunos resulta el pueblo más medieval del país. Destaca también su foso, un gran hueco defensivo que a día de hoy sigue lleno de agua y dando forma de estrella a la localidad. Sus 350 habitantes presumen de tener la fortaleza mejor conservada de Escandinavia.
Cortona, Italia
El casco histórico de Cortona parece abrazarlo suavemente las montañas de la provincia de Arezzo. La cuarta ciudad más grande de Toscana, ya casi en la frontera con la vecina provincia de Umbría, ha sabido conservar un Duomo sencillo pero elegante a cuyos pies se abre una bella ágora, antaño centro neurálgico de la localidad.
Besalú, Cataluña, España
Allá donde se cruzan Alto Ampurdán, Pla de l’Estany y La Garrocha se levanta Besalú, un enclave catalán cuyo nombre viene de Bisuldunum que recuerda que es una fortaleza entre dos aguas, las del río Fluviá y las del Capellades. Pasar su puente y patear su judería tele transporta en el tiempo casi tanto como cruzar el umbral del Monasterio de San Pere.
Carcasona, Francia
Una sola mirada a la ciudadela de Carcasona basta para entender por qué este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su muralla es tan imponente como el conjunto histórico que guarda. El Castillo Condal, la Basílica de Saint-Nazaire, la Catedral de Saint-Michel, el Canal de Midi, el jardín de Maria-et-Pierre-Sire. Todo parece estar en el mismo lugar en el que lo colocaron quienes muchos siglos atrás fueron habitantes de la ciudad.
Guimarães, Portugal
Dicen que Guimarães, en principio bautizada como Vimaranes, la fundó don Vimara Pérez, un hidalgo que servía al rey asturiano Alfonso III. Fuera así o no, lo que nadie puede negarle a este bello enclave del norte de Portugal es el buen trato que le ha dado a su patrimonio histórico. Su Pazo del siglo XV es excepcional y encierra claras influencias de la arquitectura señorial de Europa Septentrional.
Hervás, Cáceres, Extremadura, España
Érase una vez una de las juderías mejor conservadas de España, hasta el punto que hoy en sus calles aún se pueden comprar auténticas piezas de repostería kosher. Piérdete por sus ensortijadas callejuelas hasta llegar a la Iglesia de Santa María, el punto más alto del lugar. Desde allí, el pueblo parece una isla de tejadillos rojos arrullada por un suave mar de montañas.
Gniew, Polonia
Las aguas del Vístula besan Gniew, la coqueta localidad polaca que preside el Castillo de Ordensburg, una soberbia fortaleza construida por la Orden Teutónica en el siglo XIV. Si vas en la fecha precisa podrás presenciar su espectacular Torneo Internacional de Caballeros, un festival en el que los hombres vuelven a montar a caballo vestidos con armaduras para batirse en duelo.
Consuegra, Toledo, Castilla-La Mancha, España
Ir a Consuegra es volver a los tiempos del hidalgo Don Quijote, aquellos en los que según cuenta Cervantes los molinos eran gigantes. El lugar tiene más de doce en total y se fechan en el siglo XVI. Su silueta, combinada con la del Castillo de la Muela regalan un horizonte harto singular, casi con toda seguridad único en el país.
Hallstatt, Austria
Un pueblo medieval digno de cuento, así podríamos definir Hallstatt, una localidad que descansa a la vera de un lago y que vigilan las montañas del distrito de Salzkammergut. Su plaza mayor rodeada de fachada de enredaderas y flores es la guinda de un pastel que deja un excelente sabor de boca.
Dinant, Bélgica
El máximo exponente de la belleza de Valonia bien podría ser la pequeña localidad de Dinant, la Hija del Mosa, apodada así por descansar a la vera de este río. Su gótica Colegiata de Notre Dame saluda al visitante mientras da la espalda al acantilado, quizá enfadada por haber destruido a su hermana mayor, un templo románico previo que la naturaleza quiso sepultar bajo la roca.
Peñafiel, Valladolid, Castilla y León, España
Tascas con sabor a cochinillo regadas con abundante Ribera de Duero se arremolinan a la sombra de un Castillo que comenzó a levantarse en el siglo IX. Una Plaza del Coso peculiar, una Torre del Reloj de la Villa de lo más curiosa, y un sin fin de edificios religiosos hacen de Peñafiel el lugar perfecto para ambientar una película de damas y caballeros, de nobles y reinas.
Aalmark, Países Bajos
El medievo sabe a queso en la bonita localidad de Aalmark, situada a media hora larga de Amsterdam. Disfrútala más que ningún día los viernes entre las 10:00 y las 12:30. Ese día a esa hora celebra su tradicional subasta de quesos que vienen en barcazas en brazos de cofradías vestidas de blanco. Un curioso espectáculo, digno de ver.
Cochem, Alemania
El castillo de Reichsburg corona una colina que ocupa parte del valle del río Mosela. Un bello edificio que vigila el no menos hermoso pueblo de Cochem, uno de esos lugares con encanto que no puedes dejar de visitar cuando te acerques al oeste de Alemania.
Santillana del Mar, Cantabria, España
Le dicen la villa de las tres mentiras porque ni es santa ni es llana ni tiene mar. Poco importa eso a sus adoquinadas calles de piedra, todas parecen pelearse por morir en la Colegiata de Santa Juliana, el edificio más visitado de esta cántabra localidad. A cada paso una casona cuando no un palacio o una iglesia y, de vez en cuando, un abrevadero en el que no es difícil encontrar vacas apagando la sed.
Piran, Eslovenia
Una muralla y un sin fin de edificios religiosos ponen el toque medieval a un lugar cuyo nombre viene del griegopyr, que significa fuego y recuerda las hogueras que muchos siglos atrás se encendía dentro de su faro para evitar que los barcos encallaran en la ciudad. Bello sitio a pie de costa cuya imagen más emblemática quizá sea la de la Plaza Tartini.
Kazimierz Dolny, Polonia
Que su nombre sea casi imposible de pronunciar no ha ahuyentado a un solo turista de Kazimierz Dolny. Al contrario. Esta pequeña ciudad polaca es uno de los enclaves más visitados de Polonia. Su castillo medieval, iglesias como la de Juan el Bautista, la plaza mayor o la casa manierista Kamienica pod Sw. Mikolajem tienen mucho que ver.
Volterra, Italia
No te pierdas la famosa Porta all’Arco que encierran las murallas de Volterra. Un entramado laberíntico salpicado de torres, palacios y edificios religiosos te espera en este agradecido enclave toscano casi a tiro de piedra de la inclinada Torre de Pisa.
Aínsa, Huesca, Aragón, España
El Conjunto Histórico Artístico que es Aínsa forma un todo medieval capaz de seducir al visitante más exigente. Su castillo puede presumir de torre con planta pentagonal, y su Iglesia parroquial de Santa María de estilo románico aragonés de manual. Un pequeño gran tesoro de Huesca que nadie debería dejar pasar.
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