Cork, Irlanda.
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Rincones preciosos de Irlanda
Irlanda, también llamada la Isla Esmeralda por el intenso color verde de sus campos es mucho más que duendecillos, tréboles de cuatro hojas o cerveza Guinness. Irlanda es un lugar de cuento que esconde lugares preciosos, paisajes vírgenes y sorprendentes, pueblecitos con encanto, historia y leyendas en cada rincón.
Desde las costas de Irlanda del Norte hasta la belleza salvaje de la península de Dingle, te proponemos una escapada irlandesa que te dejará con ganas de más.
Acantilados de Moher
Situados en el condado de Clare se elevan 120 metros por encima del Océano Atlántico y se extienden a lo largo de 8 Kilómetros. Son sobrecogedores, y más si el día está algo gris… Hay un sendero que recorre todos los acantilados, pero tómate tu tiempo, porque lo necesitarás. Son una atracción turística muy importante de Irlanda, así que tienen un centro para visitantes con muchísima información. Como curiosidad, aquí se rodaron algunos exteriores de películas como “La princesa prometida” o “Harry Potter”. Si os gusta el romanticismo con un poco de aventura éste es el lugar ideal.
Cork
La ciudad de Cork rebosa energía y seguridad, además de tener un ambiente increíble. El río Lee atraviesa su centro y da lugar a una isla rodeada de grandes mansiones georgianas, callejuelas del siglo XVII y obras maestras de la arquitectura moderna como el Teatro de la Opera. Si vas a Cork, no te pierdas sus pubs, en los que se puede escuchar música en directo casi cada día de la semana. Y ya que vas, prueba la excelente gastronomía local y disfruta de la calidez de su gente.
Islas Aran
En la bahía de Galway, en la costa oeste irlandesa te aguardan estas 3 islas ínfimas que hacen bueno el dicho de que las mejores esencias se guardan en botes pequeños. Este archipiélago azotado por los vientos y bendecido por la corriente del Golfo atesora muchos mitos y tradiciones de Irlanda. En las islas Aran la historia y las leyendas celtas cobran vida y aquí es posible evocar la Irlanda de las hadas, los héroes y los druidas que convivían con santos católicos y aguas milagrosas. Son tan especiales que son un lugar de peregrinación para los estudiosos de la lengua irlandesa y de todo lo irlandés. ¡No te las pierdas!
Ring of Kerry
El anillo de Kerry es un circuito circular de unos 170 Kilómetros que empieza en Killarney y que rodea la península de Iveragh. Es una ruta espectacular perfecta para descubrir bellísimas vistas desde una carretera eternamente verde. La panorámica de las islas Skellig te dejará con la boca abierta. El viaje finaliza en el Parque Nacional de Killarney, delicioso lugar de lagos y montañas.
Parque Nacional de Killarney
Situado en el condado de Kerry junto a la ciudad del mismo nombre, el Parque Nacional de Killarney fue el primer parque nacional establecido en Irlanda (en 1932). Contiene los robledales más extensos del país y está habitado por el único rebaño de ciervos autóctonos de Irlanda. El glacial Lough Leane (lago inferior o lago del conocimiento), el lago Muckross (lago central) y el Lago Superior ocupan una cuarta parte de este parque, que es un lugar excelente para disfrutar de su gran riqueza natural. Es tan bonito, tan sugerente y tan increíble que la UNESCO lo declaró Reserva de la Biosfera en 1982.
Galway
A pesar de ser una ciudad, Galway tiene aires de pueblecito medieval. Está en la costa oeste de Irlanda, lo atraviesa el río Corrib y es uno de los rincones más hermosos de la isla. Galway es conocida por su arquitectura y su gran vida cultural. Pero es mucho más. Así que si te acercas déjate caer por el Parque Nacional de Connemara para gozar de bellísimos e impactantes paisajes de montaña, ciénagas y bosques sin fin.
La Calzada del Gigante
La Calzada del Gigante está en el condado de Antrim, en Irlanda del Norte y es una parada casi obligatoria en cualquier viaje a Irlanda. Cuando lo visites por primera vez entenderás por qué los celtas creían que este lugar había sido levantado por gigantes. Es una amplia extensión de columnas hexagonales de piedra apretadas las unas contra las otras que forman escalones y que llegan hasta el mar para luego desaparecer bajo las olas. Según la leyenda el gigante irlandés Finn McCool fue el encargado de construir esta calzada de grandes proporciones para poder cruzar el mar, llegar hasta Escocia y lugar contra el gigante Benandonner.
Islas Skellig
Las islas Skellig son dos pequeñas islas rocosas situadas a unos 16 kilómetros de la costa del condado de Kerry. En la isla más grande, Skellig Michael, hay un monasterio del siglo VI que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Si te gusta la observación de aves no te las pierdas, porque en ambos islotes hay la colonia de aves marinas más importante de Irlanda, entre los que están los preciosos y simpáticos frailecillos. La riqueza de sus fondos marinos, además, las hace idóneas para los amantes del submarinismo.
Kilkenny
Kilkenny es, sin ninguna duda, la ciudad más romántica de Irlanda. La puerta de Black Freren en Abbey Street es uno de los últimos vestigios normandos que quedan. Toma nota: los irlandeses creen que da buena suerte a los enamorados pasar bajo la puerta y besarse… ¡Así que ya sabes! No te pierdas tampoco el castillo de Kilkenny ni la catedral de Saint Canice… ¡ni su vida nocturna!
Donegal
Donegal está al noroeste de la isla de Irlanda y es uno de los tres condados del Ulster que pertenecen a Irlanda del Norte. El Donegal Gaeltacht es una tierra valles y grandes montañas que terminan en mares no contaminados. Las playas, de arena, son tranquilas y seguras, ideales para remojar los pies cuando hace bueno. Donegal, bastante inexplorado, está lleno de fortalezas medievales, rincones llenos de cultura y un fuerte sentido de su identidad. Además de pasear y disfrutar del paisaje, si os gusta el senderismo, la pesca o el golf habréis dado en el clavo. Es el lugar idóneo.
Visitar Dublín:
Castillo de Dublín
Aunque desde fuera quizás no parezca un castillo, lo es. El castillo de Dublín es una construcción magnífica que ha sobrevivido al paso del tiempo y ha sabido adaptarse a la modernidad. Construido sobre 44.000 metros cuadrados incluye dos museos, dos jardines preciosos, un centro internacional de conferencias, edificios de oficinas y departamentos de estado, además de los “Medieval Undercrofts” que se pueden visitar con un tour guiado. En el castillo de Dublín también está alojada la Biblioteca Chester Beatty, que contiene manuscritos, grabados, iconos, miniaturas y todo tipo de objetos de arte de Asia, Oriente Medio, el Norte de África y Europa.
Trinity College de Dublín
El Trinity College es un pulmón verde y una cuna del saber en pleno centro de Dublín. Fundado en 1592 por la reina Isabel I forma parte de la Universidad de Dublín y es el más antiguo de Irlanda. El campus es enorme, así que si hace bueno os podréis sentar al sol en el césped o ver un entreno de futbol. No os vayáis sin entrar en su biblioteca, que alberga el precioso Libro de Kells, un manuscrito iluminado por monjes celtas del año 800 que es una joya.
Catedral de San Patricio
Como no podía ser de otra manera, una visita a la Catedral de San Patricio es un must en Dublín. Según la leyenda, en el lugar en el que se alza esta hermosa catedral gótica fue donde San Patricio bautizaba a los que se convertían al cristianismo. Sea cierto o no, la impresionante arquitectura del edificio y su papel como la iglesia más grande de Irlanda justifican de sobras que entréis.
El río Liffey y el Ha’penny Bridge
El río Liffey atraviesa Dublín y llega hasta el puerto. Pasear junto a sus orillas puede ser una actividad más que agradable, en especial si hace bueno, porque permite ver algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Sin ninguna duda, hay que cruzar el Halfpenny Bridge (literalmente “el puente del Medio Penique”, porque antiguamente había que pagar eso para llegar a la otra orilla) y disfrutar del paisaje.
Christ Church Cathedral
La Catedral de la Santísima Trinidad de Dublín es la más antigua de las dos catedrales medievales y su visita no os dejará indiferentes. Construida en 1028, está en un terreno alto desde el que dominaba la ciudad, tiene una de las criptas más grandes de todo el Reino Unido e Irlanda. El edificio más antiguo de Dublín tiene dos inquilinos famosos: un ratón y un gato momificados a los que los dublineses han apodado “Tom y Jerry”. ¡Buscadles!
El Castillo de Malahide
A pocos minutos en tren de Dublín, la pequeña población de Malahide esconde un verdadero tesoro. El castillo de Malahide y sus jardines son el lugar ideal para escapar del bullicio de la ciudad en busca de la autenticidad. Esta fortaleza perteneció a la familia Talbot desde 1185 hasta 1976 y destaca por sus torres, su colección de muebles antiguos y un museo de maquetas de trenes que hará las delicias de los más pequeños de la casa. Sus jardines son enormes y en verano están espectaculares.
El parque de Saint Stephen’s Green
St Stephen’s Green es el parque victoriano más conocido de la ciudad. Situado en uno de los extremos de la calle comercial de Grafton Street y junto a unos preciosos grandes almacenes de finales del siglo XIX, es un remanso de paz. El parque tiene un lago, muchas zonas verdes, bancos y una escultura a Oscar Wilde que no deja a nadie indiferente. En verano se hace teatro al aire libre allí algunas noches.
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