Por su historia, España ha sido y es todavía hoy tierra de castillos. Desde fortalezas austeras encima de montañas hasta verdaderos castillos que parecen palacios en el centro de ciudades y pueblos, a lo largo y ancho de la geografía española hay tantos que es difícil elegir sólo unos pocos. Skyscanner te lo pone fácil y ha seleccionado 15 de los castillos más bonitos de España, perfectos para una escapada o una ruta en coche estupenda.
Desde las dos Castillas hasta Andalucía o el País Vasco, explora los castillos y las fortalezas más increíbles de la península. Algunos son tan de cuento que te parecerán mentira. Si no tienes plan para el fin de semana,ponte al volante y explora los encantos de los castillos más bonitos de España. ¿Empezamos?
Castillo de Coca, Segovia, Castilla y León
Cierra los ojos e imagina un castillo de cuento de hadas, con sus torres, sus almenas, murallas altas y un foso en el que nadan unos cocodrilos. Ábrelos ahora… El castillo de Coca (aunque sin reptiles) es uno de los más espectaculares de España por muchísimos motivos. Del siglo V, es una de las mejores muestras de la arquitectura gótico-mudéjar española y se eleva sobre un meandro del río Voltoya. Es Monumento Nacional y tiene un sistema defensivo espectacular, con puerta de reja incluida. No te pierdas la torre del homenaje ni la preciosa bóveda de nervaduras góticas con mosaicos geométricos de la Sala de Armas. Estuvo en ruinas hasta principios de siglo y hoy, ya restaurado, es Monumento Histórico Nacional. La Casa de Alba lo ha cedido al Ministerio de Agricultura hasta el año 2054.
Castillo de Butrón, Vizcaya, País Vasco
Aunque hoy está cerrado y en venta, el Castillo de Butrón es una maravilla de origen medieval que fue remodelada en el siglo XIX. Esta fantasía de torres, torreones, almenas y decoraciones tomó como base la casa-torre de los Butrón para convertirla en un castillo de estilo bávaro que impacta. La fortaleza está situada en un entorno privilegiado de gran riqueza natural y sus muros de más de 4 metros albergan varios salones, la antigua capilla, un gran salón de 200 metros cuadrados, el típico patio de armas, una biblioteca y una mazmorra. Durante años se usó como establecimiento hotelero con espectáculos medievales, pero hoy está cerrado y en venta.
Castillo templario de Ponferrada, León, Castilla y León
El castillo templario de Ponferrada es otra fortaleza de película entre las que salpican nuestra tierra. Está en la comarca de El Bierzo, en una colina en la confluencia entre los ríos Boeza y Sil. Aunque sus orígenes se remontan a un antiguo castro celta, fueron los templarios los que le han dado la fama y el nombre. Cuando la Orden del Temple fue disuelta, en el siglo XIV, el castillo pasó a manos de la corona de León. Esta fortaleza llena de rincones bonitos es el fruto de siglos de reformas y ampliaciones. No te pierdas su patio de armas, los restos de la barbacana, parte del paseo de ronda ni la portada principal con sus dos torreones. Desgraciadamente, en el siglo XIX y principios del XX se perdió bastante cuando los locales lo usaron de cantera, se derribaron muros para construir un campo de fútbol e incluso se llegaron a volar algunas dependencias interiores. En 1923 fue declarado Monumento Nacional, frenando así el deterioro y propiciando su recuperación.
Castillo de Loarre, Huesca, Aragón
Su silueta se recorta contra el paisaje de forma dramática y por detrás lo rodea un pequeño bosque frondoso. El Castillo abadía de Loarre es un castillo románico que te quitará el hipo situado en Huesca sobre un promontorio de roca caliza. Es del siglo XI pero su estado de conservación es excelente y quizás por eso fue protagonista de la película “El reino de los cielos” de Ridley Scott con Liam Neeson y Jeremy Irons. La fortaleza es una verdadera visión, rodeada por una muralla de 172 metros de perímetro. Pero espera a cruzar la puerta de entrada, de estilo románico, para enamorarte de los capiteles decorados de la iglesia de San Pedro, sumergirte en la historia del calabozo y disfrutar de las vistas desde la torre del homenaje. Te recomendamos que sigas la audio guía, porque te parecerá que el lugar todavía está habitado.
Castillo de Belmonte, Cuenca, Castilla-La Mancha
El Castillo de Belmonte, rodeado por campos de trigo y con el cielo azul como telón de fondo, es una de las fortalezas más singulares y mejor conservadas que hay en la península. Se eleva sobre un cerro a las afueras de la villa homónima y es Monumento Nacional. Su aspecto exterior es casi el mismo que tuvo en el momento de su construcción, en el siglo XV, por orden del primer Marqués de Villena. Es una fortaleza palacio que impone a primera vista y que, como casi todas, fue abandonada durante siglos hasta que en el siglo XIX la emperatriz Eugenia de Montijo le devuelve su esplendor original. Hoy sigue estando habitado, se puede visitar y se celebra en sus terrenos el Campeonato Mundial de Combate Medieval. No te vayas sin visitar las mazmorras y el sótano. Quizás te suene si has visto las películas “Juana la Loca” de Vicente Aranda o “Los señores del acero” de Paul Verhoeven.
Castillo de Almodóvar del Río, Córdoba, Andalucía
En lo alto de un cerro con el pueblo de Almodóvar del Río a sus pies, esta fortaleza se ve desde la distancia y maravilla todavía más a medida que te acercas a sus muros. Sus orígenes se remontan a la ocupación musulmana, en el siglo VIII, aunque se han encontrado restos de un castro romano en el lugar. Durante la Edad Media se amplió y reformó, para darle el solemne aspecto que presenta hoy en día. El Castillo de Almodóvar del Río es un lugar prodigioso, con sus torres, sus almenas y su patio de armas. Afortunadamente, a principios del siglo XX su propietario (el Conde de Torralva) lo salvó de la ruina y la restauró. Hoy es uno de los castillos mejor conservados de España. Hacen visitas guiadas, teatralizadas y unas visitas nocturnas que se llaman “La luna negra” que no deberías perderte.
Alcázar de Segovia, Segovia, Castilla y León
Cuentan que Walt Disney se inspiró en el Alcázar de Segovia para el castillo de la Cenicienta y no nos cuesta creerlo. Este monumento de torres cónicas que domina el paisaje desde un cerro entre dos ríos es ciertamente de cuento. Se construyó en el año 1122 sobre una fortaleza hispano-árabe y aquí residió el rey Alfonso VIII. A lo largo de los siglos se restauró y amplió varias veces, y su perfil actual se lo debemos a Felipe II. El que fuera uno de los palacios-castillo más suntuosos de la España medieval es hoy un Monumento Histórico Artístico que nos cuenta la historia a través de sus salas y torres. La Sala del Trono y la de la Galera te van a encantar.
Castillo de Olite, Navarra
El Palacio Real de los Reyes de Navarra de Olite (este es su nombre completo) es una fortaleza que se construyó entre los siglos XIII y XIV como sede de la Corte del Reino de Navarra. Este palacio es un conjunto fascinante de estancias, jardines, fosos y dependencias nobles que viven a la sombra de torres de leyenda y que permiten entender por qué en su época fue considerado uno de los más hermosos de Europa. Fue víctima del tiempo y de un incendio durante la Guerra de Independencia que agravó el proceso de deterioro. En 1937 se empezó a restaurar para devolverle el lustre pasado y pese a que se ha perdido mucho hoy se puede dormir entre sus muros en un Parador de Turismo o pasear por rincones con tanto encanto como la Galería del Rey.
Castillo de Cardona, Barcelona, Cataluña
En el corazón de Cataluña se alza la fortaleza medieval más importante de la Comunidad. Esta gran masa de edificios de piedra corona una colina, desde la que se puede ver un paisaje sin igual. Se construyó en el año 886 y es de estilo románico y gótico, aunque vivió su máximo esplendor durante el siglo XV, bajo el dominio de los duques de Cardona, la familia más importante de la Corona de Aragón. Parte del recinto alberga un Parador Nacional de Turismo y la otra se puede visitar. Entre sus joyas están la majestuosa iglesia románica de San Vicente y la torre de la minyona, del siglo XI.
Castillo de Peñafiel, Valladolid, Castilla y León
¿Has visto alguna vez un castillo con forma de barco? Pues si no es el caso, pásate por la localidad vallisoletana de Peñafiel, donde una fortaleza de piedra clara se alza sobre una loma estrecha y larga. Monumento Nacional desde 1917, se construyó en el siglo X, cuando era rey de León Ramiro II, aunque fue el infante Don Juan Manuel quien lo dejó tal y como está. Con una planta de 35 metros de ancho por 210 de largo, el castillo de Peñafiel es un prodigio de la arquitectura medieval. Sus murallas son más que interesantes, pero la torre del homenaje es la joya de la corona. En una de sus salas está el Museo Provincial del Vino, así que aprovecha y disfruta de la gastronomía y el patrimonio histórico sin tener ni que moverte.
Castillo nuevo de Manzanares el Real, Madrid
El castillo nuevo de Manzanares el Real también se conoce como de los Mendoza, ya que fue el palacio residencial de esta casa noble durante siglos. Se trata de un palacio-fortaleza del siglo XV ubicado en el municipio de Manzanares el Real, junto al embalse de Santillana y a los pies de la Sierra de Guadarrama. El castillo se edificó sobre una ermita románico-mudéjar y es una verdadera joya. Es de planta cuadrangular y tiene cuatro torres (tres circulares y la del homenaje, que es octogonal), almenas, matacanes y una barbacana llena de saeteras lo rodea. Su patio interior está porticado y es una delicia, mientras que la galería gótica del primer piso es una de las más hermosas que habrás visto en tu vida.
Castillo de Vélez-Blanco, Almería, Andalucía
Encaramado en lo alto del precioso pueblo andaluz de Vélez-Blanco, este castillo se levanta sobre los restos de una antigua alcazaba islámica situada sobre este mismo cerro que controla la villa. Fue propiedad de Pedro Fajardo y Chacón, que fue nombrado Marqués de los Vélez por los Reyes Católicos, y aunque sigue siendo imponente podría serlo mucho más de no haber sido por el saqueo y el abandono que sufrió en el siglo XIX y el XX. Su precioso Patio Honor era una obra maestra del Renacimiento Español que fue vendido a un millonario americano que se lo llevó a Nueva York y donde hoy se puede ver dentro del Museo MET. Los preciosos frisos de madera que representaban “los doce trabajos de Hércules” y “los triunfos de César” también fueron vendidos y hoy están en el Museo de las Artes Decorativas de París. Aun así, la visita no te decepcionará.
Castillo de la Mota, Valladolid, Castilla y León
El Castillo de la Mota está en la villa de Medina del Campo, sobre una elevación del terreno (de ahí su nombre) desde la que controla toda la comarca. El recinto amurallado es imponente, en el típico ladrillo rojizo de la zona, tanto que no nos extraña que fuera declarado Bien de Interés Cultural en 1904. Su historia ha sido turbulenta y entre sus murallas y altas torres han estado prisioneros personajes como César Borgia, que se fugó descolgándose de la Torre del Homenaje usando sogas. Esta fortaleza ha sobrevivido a guerras y conflictos, que han dejado cicatrices que todavía hoy se pueden ver en sus muros. Se puede visitar, así que no te pierdas su fabuloso patio de armas, ni la capilla en estilo románico mudéjar. Es un viaje al pasado.
Castillo de Bellver, Mallorca, Baleares
Circular, con cuatro torres adosadas y unas vistas privilegiadas de la ciudad de Palma, el puerto, la sierra de Tramontana y el Pla de Mallorca, el Castillo de Bellver hace honor a su nombre (en catalán antiguo significa “bella vista”). Es una de las pocas fortalezas circulares de Europa y la más antigua de todas, ya que fue construido en estilo gótico mallorquín a principios del siglo XIV por orden del Jaime II. Un foso lo rodea y la torre del homenaje, la más grande, es un mirador fabuloso del que no querrás bajar.
La Alhambra, Granada, Andalucía
Aunque la Alhambra no es un castillo al uso, este rico complejo palaciego y fortaleza es sencillamente tan espectacular que no podía faltar en la lista. Situado en lo alto de Granada, fue la sede de la monarquía y la corte del Reino Nazarí y es una de las cumbres del arte andalusí, además de uno de los monumentos más visitados de España. La “fortaleza roja” es una gran ciudad amurallada en la que el tiempo parece haberse detenido para siempre. Entre habitaciones decoradas ricamente, salas con fuentes, el fabuloso patio de los leones, jardines paradisíacos y mucho más te parecerá que no estás en la tierra. Los Palacios Nazaríes son la verdadera joya de la corona, pero no te olvides de subir hasta el Generalife, una villa rural en la que la vegetación y el agua son protagonistas, junto con las vistas de la hermosa Granada. Como no podía ser de otra manera, la Alhambra es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
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